7 Que si el ministerio de la muerte, grabado con letras sobre tablas de
piedra, resultó glorioso hasta el punto de no poder los hijos de Israel fijar
su
vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro,
aunque
pasajera,
8 ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del Espíritu!
9 Efectivamente, si el ministerio de la condenación fue glorioso, con
mucha más razón lo será el ministerio de la justicia.
10 Pues en este aspecto, no era gloria aquella glorificación
en
comparación de esta gloria sobreeminente.
11 Porque si aquello, que era pasajero, fue glorioso, ¡cuánto más
glorioso será lo permanente!
12 Teniendo, pues, esta esperanza, hablamos con toda valentía,